viernes, 25 de enero de 2008

¡Advertencia!: pro-leche materna conservadora

Llegó un momento en la línea cronológica de mi dieta que simplemente acepté:
Ya no puedo más!
Yo necesito parar esto. Quiero estar de buen ánimo, comer mejor y construir un entorno feliz para mi hijita. Además mi lógica me decía que era mentalmente y físicamente más saludable controlar solamente la dieta de un bebé de seis meses que todavía no come nada a controlar la dieta de un adulto que estaba además pasando por un momento de estrés muy alto. Además, ya la bebé había tenido cinco meses de leche materna. Hay bebés que nunca reciben leche materna y todo va bien igual. Así que con la determinación de una leona en caza fuí a la pediatra y le dije que quería cortar la leche materna y empezar a dar leche de fórmula a mi bebé, a lo que ella con media sonrisa y en todo decayente dijo: that's so sad!, ¡Qué triste! en nuestro querido español.
Éste fue el momento en que por primera vez en este cuento me encontré, sin darme cuenta aún, cara a cara con una enemiga amistosa en esta batalla contra las alergias en un recién nacido: una activista pro leche materna conservadora.

Los argumentos de la pro leche en favor de continuar la leche materna eran los tradicionales y muy ciertos como que nada es mejor que la leche materna en los primeros meses de vida para la nutrición de tu bebé, argumento indiscutible. En caso de tener un "problemita como que eventualmente encontremos minúsculos rastros de sangre en el pañal y que sepamos que es una simple alergia", como nos describió ella, no debemos preocuparnos nos aseguró haciendo un esfuerzo para completar la otra mitad de su sonrisa. Simplemente, démosle a la bebé unas gotitas de hierro para evitar anemia. Todo pasará con el tiempo. Nos convenció.

Sí. Nos convenció y con el esperado tiempo pagamos muy caro el precio de nuestra ignorancia. El tiempo nos enseñó que en nuestro caso la leche materna no era lo mejor para nuestra bebé.

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